La música puede no estar físicamente presente cuando la percepción auditiva acaba de terminar o ha acontecido en el pasado y, además, cuando durante la escucha o la ejecución musical se predicen sonidos que todavía deben ser ejecutados. Puede además no estar físicamente presente cuando se lee una partitura mentalmente, cuando se improvisa o se escribe música.

Vamos a hacer una analogía con el concepto de pensamiento: mientras escuchamos una conversación, además de percibir los sonidos de las palabras a nivel auditivo dándole significado retenemos en la mente aquello ya escuchado para mantener el sentido de la conversación y, al mismo tiempo, predecimos aquello que va a seguir. La comprensión de lo escuchado no depende de los sonidos de las palabras “físicamente presentes”, o sea, de aquellas escuchadas en el mismo momento en que vienen pronunciadas o leídas, sino del proceso mental que pone en relación estas últimas con aquellas recién escuchadas y también con aquellas relativas al mismo argumento escuchadas en ocasiones anteriores.

Tiene lugar un proceso análogo cuando se escucha, se ejecuta, se improvisa, se lee o se escribe una composición musical. “Durante la percepción auditiva tratamos con eventos sonoros inmediatos, mientras que en la audiation con eventos sonoros diferidos”.